Pastor Omar Grieve Y Nessy V. Pittau

Directores y Oradores de La Voz de la Esperanza

El Pastor Omar Grieve nació en Argentina. Se mudó con sus padres a Nueva York, Estados Unidos a la edad de 8 años. Siendo hijo del Pastor Jorge Grieve y Nila Grieve, dedicó muchos años apoyando el ministerio de televisión Ayer, Hoy, Mañana.
Comenzó sus estudios de teología en UNADECA, Costa Rica, para luego transferirse a la Universidad del Plata en Argentina. De allí cursó en la Universidad de las Antillas en Puerto Rico y se graduó de la Universidad de la Unión del Atlántico en Massachusetts, Estados Unidos.
Entre sus responsabilidades ministeriales, el Pastor Omar Grieve fue director de Ministerios Hispanos y Evangelista en la Asociación de Washington de IASD, en los Estados Unidos. También fue Coordinador Hispano y Evangelista para la Asociación de Arizona. Además, fue pastor de iglesias americanas e hispanas en Nueva York, California y Arizona. En el presente, funge la responsabilidad de director y Orador del programa mundial de radio y televisión, La Voz de la Esperanza.

Nessy V. Pittau nació en el Amazonas, Brasil, hija de pastor misionero. Creció con un profundo aprecio por las hermosas oportunidades que Dios le ha proveído para trabajar en Su obra.

Cursó sus estudios de nutrición con especialidad en dietética y química en la Universidad de Arizona. Es Dietista Registrada en la Asociación de Dietética de los Estados Unidos. Por siete años fue Directora del Departamento de Salud de la Asociación de Washington de la IASD.

Con el Pastor Grieve, disfrutan de un feliz matrimonio que ha sido bendecido por Dios por 37 años. Tienen dos hijos adultos, Nadine Vanessa casada con Jesse Freedman y Dereck Bryan casado con Rocio Arrieta. La unidad familiar ha sido bendecida por sus nietos, Oliver de 6 años de edad, e Isabelle de 4.

En junio 2013, el Pastor Grieve y Nessy asumieron la responsabilidad como directores y oradores del ministerio mundial de radio y televisión, La Voz de la Esperanza. Su dedicación y amor hacia las almas los impulsa. Su mayor deseo es ser parte del desenlace final de la obra de Cristo en esta tierra y poder ver a Jesús cara a cara para agradecerle en persona el gran privilegio de haber podido trabajar en el Ministerio de Salvación.