He enseñado en la Escuela Sabática de niños durante unos trece años, enseñé en nuestras escuelas Adventista y actualmente enseño en una escuela pública en Texas. Ayer, sin embargo, redescubrí el significado de la verdadera educación y el impacto que un educador puede tener en la vida de los niños.
Una hermosa niña de 7 años (que casualmente es estudiante de primer grado en mi escuela actual) visitó nuestra iglesia ayer con su padre. Ella no está familiarizada con las escrituras o las historias bíblicas; por lo tanto, le enseñé con mucho entusiasmo y amor la historia del bebé Moisés. Sus hermosos ojos estuvieron fijos en mí todo el tiempo mientras le enseñaba el mensaje de protección y los planes que el Señor tiene para Sus hijos. Continuamos con un par de canciones y finalizamos con una manualidad de primavera.
Mientras trabajaba en su manualidad, escuché su suave voz susurrarle a su papá: “Esto es divertido, papá”. Se me llenaron los ojos de lágrimas porque sabía que el Espíritu Santo había obrado en mí y volví a experimentar ese sentimiento maravilloso que sentí por última vez mientras enseñaba a mis alumnos en la Escuela Adventista de Milwaukee.
Ahora que estoy en un entorno educativo diferente, me doy cuenta de la importancia y la belleza de enseñar a los pequeños sobre el maestro principal-Cristo. Extraño esos momentos cuando la música instrumental sonaba de fondo y cada estudiante encontraba un rincón tranquilo para arrodillarse y hablar con Jesús. ¡Recuerdo a mi preciosa Sofía pidiendo orar POR mí! Echo de menos hablar del plan de redención y del plan de salvación. ¡Extraño cantar canciones de Jesús!
Definitivamente he crecido como educadora donde enseño ahora, y honestamente puedo decir que mi conocimiento en todas las áreas académicas ha crecido; sin embargo, cuando falta Cristo, falta TODO. Él es el significado de la verdadera educación. Lo académico siempre tomará segundo lugar.
Aunque el padre de esta niña mencionó lo agradecido, gozoso y bendecido que estaba de que su niña quisiera asistir a la iglesia para aprender más acerca de Jesús, yo fui la verdaderamente bendecida.
Mostremos aprecio por nuestras Escuelas Adventistas del Séptimo Día, mostremos apoyo y oremos por aquellos que enseñan a los preciosos hijos de Cristo.
By Ivy, currently a public school teacher in Texas